Los intereses creados es una obra escrita por Jacinto Benavente hace más de un siglo, sin embargo, en la sociedad actual no parece haber perdido vigencia. Las argucias, los engaños, la manipulación para conseguir fines que culminen en beneficio propio están a la orden del día.
España, país de Rinconete y Cortadillo y de otros pícaros, se posiciona en una situación inmejorable. El problema está en que da la sensación de que, un problema que parecía circunscrito a unos cuantos pillos, se trasladó a la vida política y a la sociedad en general.
En política, las subvenciones, por ejemplo, son una herramienta favorable para incrementar la situación de tráfico de influencias e intereses creados. El problema no está en la subvención en sí como instrumentos de Política Económica, sino en el uso que se hace de la misma, creando adeptos e intereses y relaciones difíciles de eliminar. Y cuanto más cercano es el nivel político a los ciudadanos la situación se agrava. Como les suelo decir a mis estudiantes, el problema no es el instrumento sino el uso que hacemos de él. Con un cuchillo de cocina para untar mantequilla se puede matar a una persona ¿lo prohibimos? ¿es necesario eliminar el instrumento para evitar el fin? ¿educamos para su buen uso? ...
La situación se puede mejorar si se establecen controles previos al gasto público y auditorías serias, así como la inspección de la actividad económica en aquellos aspectos que incumben al cumplimiento de las leyes. Pero ¿quién controla al controlador? el sistema se ha de montar sin que una persona acapare todo el poder de la situación.