Pues si, estaba acordándome de los domingos de mi niñez. Salíamos a almorzar con mis tíos y mis primas y, la mayoría de las veces, terminábamos en la Plaza del Charco para tomar el postre y el café. La cafetería estaba situada en el mismo sitio que ahora, pero era, digamos, más autóctona y acogedora. Sus barraquitos y zaperocos eran una delicia, así como sus tartas originales. Disfrutábamos de "la música en vivo" y del ambiente de la zona.
En fin!, recuerdos de un tiempo que no volverá, pero sigue siendo un lugar de interés. Aquí tienes un enlace con una breve historia de esta plaza cuyos inicios como plaza se sitúan alrededor del siglo XVIII.