¡Cuántos recuerdos me trae la noche de San Juan!.
A estas alturas del mes de junio, mis padres y yo ya estábamos en la casa de La Laguna, subíamos hasta finales de septiembre. Los chicos y las chicas de la zona de San Benito pasaban por las casas, entre ellas la nuestra, pidiendo cualquier cosa para ponerla en las hogueras. Mi padre siempre tenía algo para darles, creo, incluso, que las guardaba para la ocasión. Si hubieran visto las caras de algunos niños cuando mi padre sacaba su aportación a la hoguera, se hubieran hasta emocionado, se iban encantados. Era una noche en la que se preparaban las piñas para dorarlas, comerlas y sentarse alrededor del fuego, cantando, riendo, mientras se olía la madera quemada. ¡Qué agradable!
Otro año más se avecina la noche de San Juan, con sus hogueras y leyendas. Les dejo una muestra en el enlace.